jueves, 24 de junio de 2010

La nube en números


Ser consultor de negocio de transformación tecnológica te permite tener contacto con responsables de departamentos IT muy variopintos. Conoces y clasificas sus puntos de vista dependiendo si es consumidor o suplidor de recursos IT, o si sus intereses son adscritos al dominio de los Data Centers, a la funcionalidad de los aplicativos o a la operación del negocio. Los directivos europeos piensan diferente a los americanos. Sus opiniones discrepan si su misión dentro de la empresa es cambiar para integrar y estandarizar o si, por el contrario, es mantener el estatus quo de la independencia organizativa. Todos los directivos defienden sus puntos de vista con argumentos inteligentes, bien pensados y en un marco lingüístico que deja a la audiencia con pocos recursos para debatir. Todos, a la hora de tomar decisiones económicas, se ven afectados por la irracionalidad humana, que la economía conductual intenta explicar.
El método matemático, por el contrario, no admite la posibilidad de interpretación. Si las variables de entrada de una ecuación, ingresadas por un humano son correctas (pueden ser erróneas por omisión, desconocimiento o con intención) el resultado debería ser sin apelación. Los números claros no toman partido.
Joe Weinman, líder del desarrollo estratégico de la cartera de servicios y tecnologías emergentes de AT&T propone un análisis matemático que ha titulado “Mathematical Proof of the Inevitability of Cloud Computing” para estudiar las condiciones donde las capacidades dedicadas (recursos propios), las capacidades bajo demanda (nube pública) o un híbrido de las dos opciones tiene más sentido desde un punto de vista de costes. En el modelo matemático solo se toma en cuenta los costes de mantener las soluciones activas o BAU (Business As Usual), demanda media, demanda máxima, y tiempos. El modelo matemático no toma en cuenta riesgos financieros, limitándolo pero a la vez simplificándolo para mejor entendimiento.
Los principios del análisis son:
Suposiciones: 1) solo se paga por lo que se usa, de las capacidades bajo demanda, y no se paga por lo no usado. Así, se igualan a cero cualquier costo de membresía, depósitos no reembolsables o reservaciones. 2) Los costos para la capacidad bajo demanda no dependen del tiempo de petición o de uso, siendo el mismo coste un lunes por la mañana o un viernes por la tarde; o el coste de una hora al día o de una hora al mes. 3) El coste unitario de las capacidades dedicadas, o bajo demanda, no depende de la cantidad de recursos solicitados, eliminando la posibilidad de descuentos por volumen adquirido o por baja utilización de recursos. 4) No hay más costes relevantes para el análisis. Esta suposición es la más difícil de cumplir porque la mayoría de soluciones actuales requieren una integración a las plataformas de la nube o costes de las infraestructuras como alquiler de anchos de banda, etc. 5) El tiempo de servir una demanda de recursos es igual a cero; o lo que es igual, el proveedor de recursos IT, dedicados o bajo demanda, debe ser capaz de servir todas las solicitudes sin poder diferirlas en el tiempo (suposición muy poco realista sobre todo en el modelo de capacidades dedicadas).
Como ya hemos dicho en Blogs anteriores, la demanda está en función del tiempo.
D(t), 0<=t<=T
La función de la demanda puede ser caracterizada por una media µ(D) y un pico máximo max(D). Weinman llama A a la media de la demanda y P al pico máximo de la misma (uso la misma terminología de Weinman para simplificar). También definimos el coste unitario de la capacidades dedicadas como C, y U como la prima sobre el coste de las capacidades bajo demanda. El coste de las capacidades bajo demanda es igual a C*U. La prima U existe solo cuando se usan las capacidades bajo demanda. Cuando no se usan los recursos bajo demanda contamos con un descuento del 100%.
Si U < 1 y como A <= P, entonces:
A * U * C * T <= P * U * C * T < P * 1 * C * T = P * C * T
Significa que la solución de capacidades bajo demanda cuesta menos que una solución de capacidades dedicadas diseñadas para una demanda máxima (P).
Si U = 1 y suponemos una demanda plana en el tiempo, A = P, entonces:
A * U * C * T = P * U * C * T = P * 1 * C * T = P * C * T
Indicando que la solución de capacidades bajo demanda cuesta igual a una solución de capacidades dedicadas diseñadas para una demanda máxima (P). Como sabemos este escenario es prácticamente imposible porque implicaría ser capaces de pronosticar sin error la demanda de recursos a corto, medio y largo plazo.
Si U=1 y A < P, entonces:
A * U * C * T < P * U * C * T =P * 1 * C * T = P * C * T
Se demuestra lo económico de la solución de capacidades bajo demanda sobre la solución de capacidades dedicadas diseñada para una demanda máxima (P).
Si 1 < U < ( P / A ), entonces:
A * U * C * T < A * (P / A) * C * T = P * C * T
Esto demuestra que mientras la demanda sea abrupta en el tiempo (con máximos muy altos y mínimos muy bajos) sigue siendo más económica la solución bajo demanda mientras que la prima de la solución bajo demanda se mantenga entre 1 y la relación entre el máximo y la media. La lógica es muy clara. Si necesitamos un coche durante todos los días de un año, lo lógico es comprar el coche digamos a 10 euros el días. Si lo necesitamos por solo unos días al año, lo lógico sería alquilarlo aunque sea a una tasa de 50 euros al día. Si lo necesitamos por unos minutos lo mejor es tomar un taxi aunque nos cobren miles de euros por día.
Por temas de tiempo, y porque pueden seguir leyendo las explicaciones en el Blog de Weinman, no vamos a demostrar matemáticamente la conveniencia económica, bajo ciertas condiciones, de las soluciones híbridas.
Podemos debatir si las suposiciones son válidas, si los escenarios son realistas o demasiado simplistas, pero tienen que estar de acuerdo de que los números y la lógica aritmética empleada nos hace pensar sobre la importancia de las soluciones basadas en la nube como parte de las plataformas actuales.

miércoles, 9 de junio de 2010

¿Por qué Netflix usa los servicios de nube computacional de su competidor más cercano?



Netflix es una de esas compañías que han tenido tanto éxito con su modelo de negocio en sus 13 años de existencia que se estudia en muchos casos en las escuelas de negocio de todo el mundo. Aunque no vamos a ahondar mucho en el tema, Netflix saca provecho de la “Long Tail Economy” para obtener beneficios, catapultarse como una de las mejores empresas en el sector y acabar con la competencia.

Para los que no la conozcan, Netflix es una empresa dedicada a entregar contenidos audiovisuales, por streaming o por correo convencional (DVD y Blu-ray), a sus más de 13 millones de suscriptores en los EEUU. El streaming de películas puede ser descargado desde una PS3, Xbox 360, Wii, PC, Mac o IPad. Solo en el envío de DVDs y Blu-Rays Netflix supera los mil millones de entregas en sus 50 centros de distribución. Netflix ha llegado a exponer, de manera online, 12.000 contenidos concurrentemente. Su capitalización en el mercado de valores Nasdaq (NASDAQ:NFLX) es de aproximadamente $5.740 M. Actualmente Netflix compite cara a cara con Amazon por el dominio de la distribución de contenidos off-line y online en EEUU.

Uno de los grandes éxitos de Netflix ha sido adelantarse a otros grandes distribuidores de audiovisuales, como Blockbuster, ofreciendo la casi ilimitada visualización de películas online a un precio fijo mensual asequible. Hace unos meses atrás leí un artículo del New York Times donde especifica como Netflix tomaba la decisión de mudar sus servicios a la nube de su “archi-enemigo” Amazon para disfrutar de los beneficios de Cloud Computing.

¿Cómo es posible que Netflix tome esta decisión? ¿Se habrán vuelto locos los directivos de Netflix? De acuerdo a un blog de James Hamilton, Vicepresidente de Amazon Web Service, Netflix muda todos sus servicios a la nube por la infraestructura elástica, porque paga por lo usado, por su simplicidad de implementar y mantener, por la diversidad geográfica de los datacenters y por las mejoras en el servicio de aplicación. Pero ¿por qué elige a Amazon, su competidor directo? Por la gran escala de la solución de Amazon, por lo madurez de la solución y por la comunidad de desarrollo (más de 400,000).

Lo que más me llamo la atención del post es que Netflix muda sus servicios a la nube para mejorar la disponibilidad de su solución y por la simplicidad de las operaciones en la nube. Pero si a la mayoría de directores de IT españoles que les pregunta si confían en los proveedores de nubes me comentan que no. ¿Será que sus empresas tienen servicios más importantes y críticos que Netflix?